¿Cómo debe ser el ramo?
El ramo es el complemento de mayor simbolismo que llevaremos el día de nuestra boda. Su estilo dependerá principalmente de nuestro gusto, y armonizará con el vestido, el tipo de celebración y nuestra figura.
Si nuestro vestido es muy elaborado, debemos elegir un ramo sencillo sin mucho follaje. Si el vestido tiene una larga cola, entonces el ramo puede también tener un diseño alargado. Aunque hay que recordar que si somos de baja estatura es preferible evitar ramos largos y muy grandes.
Para una boda muy formal, podemos usar un ramo con flores de un solo color, en varias tonalidades. Por el contrario, para una celebración informal consideremos flores de colores diversos.
Evitemos emplear mucha variedad de flores, en general se ven muy bien los ramos no muy elaborados para dar una sensación natural y fresca. Cuidémonos de las flores que tienen polen porque pueden producirnos alergias, y de las telas o cintas que se empleen para amarrarlas que pueden despintarse y mancharnos las manos o los guantes.
Los ramos que lucirán la dama de honor y las demás damas deben ser del mismo estilo que el nuestro, aunque más sencillos. En armonía también con nuestro ramo podemos incluir el ramillete (corsage) para las madres y flores para el ojal (boutonnieres) del novio, de los caballeros y de los padres.
Expliquemos a los especialistas cómo es nuestro vestido, cómo será la decoración del lugar, cuál es el estilo de la boda y ellos sabrán indicarnos cuáles son los arreglos más apropiados para nosotras.
Al recibir el ramo en nuestra casa, pongámoslo en una habitación fría, con poca luz para que se conserve bien hasta el momento de salir para la ceremonia.
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