¿Qué debo saber sobre el diamante del anillo de compromiso?
El diamante siempre ha sido un símbolo de riqueza y poder, por eso en los acontecimientos más importantes se suele regalar una joya con brillantes. Por ser también un símbolo de pureza y perfección, se considera al diamante, la piedra por excelencia cuando se trata del anillo de compromiso.
Es importante saber que no siempre el diamante más grande o el que más brilla es el más valioso. Por eso, para comprar uno de calidad y hacer una inversión que realmente valga la pena, tenemos que saber algunos detalles sobre ellos.
El diamante es carbono puro cristalizado, una piedra que tiene la característica de atraer los rayos de luz al centro, reflejándolos hacia arriba.
La mayoría de las personas creen que el diamante y el brillante son dos piedras distintas. En realidad, el diamante es la piedra en estado puro, mientras que el brillante es el diamante tallado, moldeado y pulido por la mano del hombre. Por esto, el valor del brillante es mucho mayor que el del diamante.
La calidad de un diamante se determina por lo conocido como “las cuatro C” por las palabras en inglés: Color (color), Clarity (claridad), Cut (corte) y Carat (quilates).
El mejor color del diamante es no tener color, porque esto permite que la luz lo atraviese completamente. La escala de colores varía desde el incoloro al amarillo claro, azul zafiro, verde vivo, etc.
Un diamante puede ser descrito como “sin fallas” sólo si no posee imperfecciones superficiales o internas (conocidas como inclusiones) visibles al ser examinado con una lupa de 10 aumentos por un experto tasador de diamantes. Los diamantes completamente puros son muy raros. Algunos son tratados (con taladros y rellenos) para mejorar su apariencia, a lo que los joyeros refieren como aumento de claridad.
Los joyeros deberán informarnos si el diamante que estamos considerando ha sido mejorado y con qué método se mejoró, pues algunos rellenos no son permanentes mientras que otros, como el tratamiento con láser, sí lo son y en este caso la piedra no requerirá de cuidados especiales. Es bueno saber que aunque un diamante taladrado con láser luzca tan bello como uno sin tratar, es probable que no tengan el mismo valor.
La forma, talla o corte de un diamante es cuestión de gustos, sin que esto afecte en sí su valor. La mejor talla es aquella que permita pasar el máximo de luz a través de la piedra y la más usual es la de 58 caras.
El peso se expresa en quilates y puede indicarse en partes fraccionarias o en decimales de un quilate. El valor del diamante es más alto cuanto más quilates tenga. Al aumentar el tamaño del diamante aumenta su valor en una proporción más alta. Esto quiere decir que un diamante de 1 quilate puede tener un valor superior al de dos diamantes juntos de 0.5 quilates.
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