No hay reglas estrictas sobre cuál es el mejor vino, champaña o cava que podemos ofrecer en la recepción. El precio no es exactamente un buen indicador sobre lo que más puede agradar a una persona.
Lo principal es pensar en nuestros invitados y seleccionar algo que pueda disfrutar la mayoría. Algunas parejas se reúnen entre amigos íntimos o con los familiares cercanos y prueban diversas opciones de vinos, incluso de champaña o cava, y se deciden por los que le agradó a la mayoría. Esta práctica se convierte en un magnífico motivo de festejo antes de la boda.
Algunas sugerencias que podemos considerar son:
- Tener en cuenta el orden en que se van a ofrecerse los diferentes vinos. En la mayoría de las veces, lo más apropiado es que los vinos más secos se sirvan primero que los más dulces, los más jóvenes antes que los más añejados y los más ligeros antes que los que tienen más cuerpo.
- Tener en cuenta el tipo de comida que vamos a servir. Por regla general, las comidas más ligeras, deberán servirse junto a un vino ligero, mientras que los platos muy elaborados deberán acompañarse de vinos con más cuerpo. Hay que pensar en el vino como un ingrediente más de la comida y como tal debe armonizar con ella. En el caso de que ofrezcamos una variedad de platos diferentes, debemos buscar el vino que combine con la mayoría de ellos. En estos casos siempre son acertados los vinos sin crianza o con una muy ligera.
- Tener en cuenta el uso de las copas apropiadas. Las copas para vinos deben ser lisas, transparentes y ligeramente más estrechas en la boca para permitir mover el vino con facilidad. Los pies de las copas deben ser suficientemente largos para evitar transmitirle al vino el calor de nuestras manos. Debemos indicar que lo sirvan hasta la mitad de la copa o a lo más a dos tercios de ella, para facilitar la liberación del vino y el disfrute de su aroma.
Las copas de champaña y cava deben ser altas y cerradas, para que las burbujas del gas carbónico se concentren verticalmente en forma de columna; ya que las copas anchas y bajas, empleadas para otros vinos, hacen que el gas y el aroma se pierdan fácilmente, eliminándose así el encanto característico del vino espumante.
- Tener en cuenta qué hacer con el vino que sobre. Después que un vino se ha abierto, comienza a perder calidad. Por eso en la celebración, es importante que alguien de confianza supervise el proceso del descorche para que no se abran botellas innecesariamente.
Lo ideal es que el lugar en donde se compren las bebidas nos permita devolver los vinos tintos y otros destilados que no se consumieron. En el caso del vino blanco, el champaña y la cava, como fueron puestos a enfriar, es muy probable que no nos acepten la devolución. La única solución a esto es que calculemos la cantidad que vayamos a comprar con bastante exactitud.