¿Qué hacemos en la recepción?
¿Además de divertirnos? La recepción es una fiesta que comienza cuando hacemos nuestra entrada al lugar con nuestro esposo. Antiguamente la costumbre era que para dar formal inicio a la actividad un familiar cercano, tras un pequeño discurso, hacía un brindis por la salud y felicidad de los novios. Después de esto, el novio expresaba su agradecimiento y solicitaba otro brindis por todos los presentes.
Hoy en día, el antiguo levantar de copas ha ido dando paso a un simple pero muy emotivo agradecimiento de parte de los recién casados a todos los presentes, lo que se realiza generalmente después de la comida. En este momento le damos las gracias especialmente a nuestros padres, quienes nos ayudaron a hacer realidad nuestros sueños.
Con nuestra entrada, la música que estaba amenizando se detiene y se da inicio al baile. La primera canción la bailan los recién casados. ¡Es nuestro primer baile como esposos! Bailaremos lo que previamente hayamos seleccionado o bien por la letra o por lo que representa desde el punto de vista emocional para nosotros y lo haremos solos durante toda la canción. Una segunda melodía estará destinada a nuestros padres. El novio baila con su mamá y nosotras con nuestro papá. Los otros dos padres forman una tercera pareja. Durante la canción podemos intercambiarnos, bailando entonces con nuestro suegro y el novio con nuestra mamá. Al final, cada cual se une a su pareja y se solicita a todos los invitados que se incorporen al baile.
Debemos ir mesa por mesa saludando a los invitados, algunos quizás hayan venido desde muy lejos para acompañarnos y todos merecen que les dediquemos unos minutos. Nos presentarán a algunos amigos o familiares que no conocíamos aún, haremos bromas con los más íntimos y a todos les agradeceremos su presencia. Podemos aprovechar y tirarnos fotos en cada mesa para después tener un bello recuerdo. Procuremos no ponernos siempre en la misma posición y alertemos a los que están siendo fotografiados para que no queden en posiciones desagradables. No debemos detenernos demasiado tiempo en cada mesa. Hagamos un simple ejercicio matemático: si nos paramos tres minutos en treinta mesas, nos demoraremos en recorrerlas todas, noventa minutos, ¡una hora y media!
Si no hay mesas porque estamos realizando un cóctel, entonces debemos movernos entre los invitados y tratar de conversar con todos.
Cuando haya avanzado más la fiesta, las solteras pasarán a la pista a tratar de coger el ramo que lanzaremos y los solteros intentarán llevarse nuestra liga que lanzará el novio. Este momento es muy divertido y todos lo disfrutan.
Cuando se decida que es la hora de comer, la música cambia de ritmo y se deja escuchar una melodía suave. El partir el bizcocho es algo que ha ido cambiando, ya no se trae al centro para cortarlo y compartirlo con los invitados, pero sí se reparte como postre. Después, habrá que buscar estrategias para volver a animar el ambiente porque la fiesta aún no se ha terminado.
Cuando decidamos retirarnos no tendremos que anunciarlo, todos entenderán perfectamente que nos llegó la hora de irnos. La fiesta puede continuar aún sin nuestra presencia.
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